La importancia de la educación en los primeros años
Aprendemos a lo largo de toda nuestra vida. Sin embargo, desde el punto de vista del desarrollo, cada experiencia en la vida de un joven es un momento de aprendizaje. En cada momento se establecen numerosas conexiones neuronales y, a medida que el cerebro crece, los jóvenes se preparan para aprender. Por lo tanto, existen numerosas ventajas para que los niños participen en un entorno de aprendizaje de la primera infancia. El tiempo que comparten con sus compañeros les permite a los niños estar presentes en la vida de otros niños y comienzan a aprender a escuchar, compartir y desarrollar amistades. El lenguaje también se desarrolla en un contexto social y las habilidades de comunicación de los niños se mejoran al escuchar y hablar con los demás. Estas oportunidades para desarrollar habilidades sociales y usar el lenguaje se presentan en actividades de aprendizaje que estimulan la curiosidad, que se traduce en momentos de descubrimiento personal, exploración colaborativa y la construcción para la comprensión de cómo funciona el mundo.
Para estimular este viaje de aprendizaje, las actividades están diseñadas en torno al juego. El aprendizaje basado en el juego mantiene a los niños involucrados y conectados con la experiencia y les permite a ellos tener múltiples formas de observar el mundo que los rodea. Por ejemplo, los bloques de madera simples ayudan a desarrollar la lógica, las habilidades computacionales y el conocimiento científico sobre el volumen y el peso y el movimiento físico. Los paseos en un espacio verde permiten una mayor coordinación motora gruesa y observación del mundo natural.
Cuando los niños pueden interactuar en un centro de aprendizaje con otros niños y adultos cariñosos, comienzan a comprender las diferencias; reconocen que son especiales y que todos los demás también tienen rasgos únicos. Los niños aprenden sobre sí mismos y comienzan a verse a sí mismos como aprendices y reconocen la importancia de hacer preguntas, preguntarse sobre las cosas y experimentar mediante la prueba y el error. Las experiencias de aprendizaje de los primeros años desarrollan un sentido de pertenencia; en aprender a asumir riesgos y, en última instancia, ayudan a fortalecer la confianza personal. Numerosos estudios recientes demuestran que las experiencias de aprendizaje tempranas son cruciales para el desarrollo social, emocional y cognitivo y estas experiencias están conectadas a una trayectoria de crecimiento personal y académico.